V SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO
GÉNESIS:
2, 18-25
Serán los dos una sola carne.
En aquel
día, dijo el Señor Dios: "No es bueno que el hombre esté solo. Voy a
hacerle a alguien como él, para que lo ayude". Entonces el Señor Dios
formó de la tierra todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo, y
los llevó ante Adán para que les pusiera nombre y así todo ser viviente tuviera
el nombre puesto por Adán.
Así,
pues, Adán les puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del
cielo y a las bestias del campo; pero no hubo ningún ser semejante a Adán para
ayudarlo.
Entonces
el Señor Dios hizo caer al hombre en un profundo sueño, y mientras dormía, le
sacó una costilla y cerró la carne sobre el lugar vacío. Y de la costilla que
le había sacado al hombre, Dios formó una mujer. Se la llevó al hombre y éste
exclamó:
"Ésta
sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Ésta será llamada mujer, porque
ha sido formada del hombre".
Por eso
el hombre abandonará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los
dos una sola carne. Por entonces los dos estaban desnudos, el hombre y su
mujer, pero no sentían vergüenza por ello.
SALMO 127, 1-2. 3. 4-5
Dichoso
el que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de su trabajo, será
dichoso, le irá bien. R/.
Su mujer,
como vid fecunda, en medio de su casa; sus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de su mesa. R/.
Ésta es
la bendición del hombre que teme al Señor: "Que el Señor te bendiga desde
Siónque veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida". R/.
SAN
MARCOS: 7, 24-30
En aquel
tiempo, Jesús salió de Genesaret y se fue a la región donde se encuentra Tiro.
Entró en una casa, pues no quería que nadie se enterara de que estaba ahí, pero
no pudo pasar inadvertido. Una mujer, que tenía una niña poseída por un
espíritu impuro, se enteró enseguida, fue a buscarlo y se postró a sus pies.
Cuando
aquella mujer, una siria de Fenicia y pagana, le rogaba a Jesús que le sacara
el demonio a su hija, Él le respondió: "Deja que coman primero los hijos.
No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos".
La mujer le replicó: "Sí, Señor; pero también es cierto que los perritos,
debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños".
Entonces
Jesús le contestó: "Anda, vete; por eso que has dicho, el demonio ha
salido ya de tu hija". Al llegar a su casa, la mujer encontró a su hija
recostada en la cama, y ya el demonio había salido de ella.
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