SÁBADO: IV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO
HEBREOS: 13,
15-17. 20-21
QUE EL DIOS DE LA PAZ, QUE RESUCITÓ AL PASTOR ETERNO
DE LAS OVEJAS, LOS ENRIQUEZCA CON TODA CLASE DE DONES.
Hermanos: Ofrezcamos continuamente a Dios, por
medio de Jesucristo, el sacrificio de alabanza, es decir el homenaje de los
labios que bendicen su nombre.
No se olviden nunca de practicar la generosidad y
de compartir con los demás los bienes de ustedes, porque estos son los
sacrificios que agradan a Dios. Obedezcan con docilidad a sus pastores, pues
ellos se desvelan por ustedes, sabiendo que tienen que rendir cuentas a Dios.
Así podrán ellos trabajar con alegría y sin quejarse, pues lo contrario no
sería para ustedes de ningún provecho.
Que el Dios de la paz, el que, mediante la sangre
de una alianza eterna, resucitó de entre los muertos al pastor eterno de las
ovejas, Jesucristo, nuestro Señor, los enriquezca a ustedes con toda clase de
dones para cumplir su voluntad y haga en ustedes todo lo que es de su agrado,
por medio de Jesucristo, a quien sea dada la gloria por los siglos de los
siglos. Amén.
SALMO 22
SALMO 22
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes
praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce, para reparar
mis fuerzas. R/.
Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el
sendero recto; así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú
estás conmigo. Tu vara y tu cayado me dan seguridad. R/.
Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis
adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes.
R/.
Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos
los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término. R/.
SAN MARCOS: 6,
30-34
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse
con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Entonces Él les
dijo: "Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un
poco". Porque eran tantos los que iban y venían, que no les dejaban tiempo
ni para comer.
Jesús y sus apóstoles se dirigieron en una barca
hacia un lugar apartado y tranquilo. La gente los vio irse y los reconoció;
entonces de todos los poblados fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se
les adelantaron.
Cuando Jesús desembarcó, vio una numerosa multitud
que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas
sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.
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