SÁBADO: VII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
SIRÁCIDES (ECLESIÁSTICO): 17, 1-13
EL SEÑOR HIZO A
LOS HOMBRES CONFORME A SU PROPIA IMAGEN.
El Señor formó de tierra a los hombres y los hace
retornar a ella. Les señaló un número contado de días y les dio dominio sobre
las cosas de la tierra. Les concedió un poder semejante al suyo y los hizo
conforme a su propia imagen. A todo viviente le infundió el temor a los
hombres, para que éstos dominaran a las bestias y a las aves.
Les formó lengua, boca, ojos y oídos, y les
concedió la mente para que pudieran razonar. Los colmó de ciencia y sabiduría y
les mostró el bien y el mal. Con la luz de su mirada iluminó sus corazones,
para hacerles ver la grandeza de sus obras y así alabaran su santo nombre y
proclamaran sus maravillas.
Mayor sabiduría les concedió al darles en herencia
la ley de la vida. Estableció con ellos una alianza eterna y les dio a conocer
sus mandamientos.
Los hombres contemplaron con sus ojos la grandeza
del Señor y oyeron la majestad de su voz con sus oídos. Les ordenó evitar toda
injusticia y les dio preceptos acerca del prójimo.
La conducta de los
hombres es patente a la vista del Señor, no puede ocultarse a su mirada. El
Señor le puso un jefe a cada nación, pero Israel es su pueblo predilecto. Para
el Señor, todas las acciones del hombre son tan claras como la luz del sol; sus
ojos siempre están observando la conducta del hombre.
SALMO 102, 13-14. 15-16. 17-18A
Como un padre es compasivo con sus hijos, así es
compasivo el Señor con quien lo ama; pues bien sabe él de lo que estamos hechos
y de que somos barro, no se olvida. R/.
La vida del hombre es como la hierba, brota como
una flor silvestre: tan pronto la azota el viento, deja de existir y nadie
vuelve a saber nada de ella. R/.
El amor del Señor a quien lo teme es un amor
eterno, y entre aquellos que cumplen con su alianza, pasa de hijos a nietos su
justicia. R/.
SAN MARCOS: 10,13-16
En aquel tiempo, la gente le llevó a Jesús unos
niños para que los tocara, pero los discípulos trataban de impedirlo.
Al ver aquello, Jesús se disgustó y les dijo:
"Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino
de Dios es de los que son como ellos. Les aseguro que el que no reciba el Reino
de Dios como un niño, no entrará en él".
Después tomó en brazos a los niños y los bendijo imponiéndoles
las manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario