VII
SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
FIESTA DE LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO, APÓSTOL
1 SAN
PEDRO: 5, 1-4
Me dirijo a ustedes como pastor y testigo de los
sufrimientos de Cristo.
Hermanos:
Me dirijo ahora a los pastores de las co-munidades de ustedes, yo, que también
soy pastor como ellos y además he sido testigo de los sufrimientos de Cristo y
participante de la gloria que se va a manifestar.
Apacienten el rebaño que Dios les ha confiado y
cui-den de él no como obligados por la fuerza, sino de buena gana, como Dios
quiere; no por ambición de dinero, sino con entrega generosa; no como si
ustedes fueran los dueños de las comunidades que se les han confiado, sino
dando buen ejemplo. Y cuando aparezca el Pastor supremo, recibirán el premio
inmortal de la gloria.
SALMO 22,
1-3A. 3B-4. 5. 6
El Señor
es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes
tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas. R/.
Por ser
un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto; así, aunque camine
por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado me
dan seguridad. R/.
Tú mismo
me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con
perfume y llenas mi copa hasta los bordes. R/.
Tu bondad
y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa
del Señor por años sin término. R/.
SAN
MATEO: 16,13-19
En aquel
tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta
a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?"
Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que
Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas".
Luego les
preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?" Simón Pedro tomó la
palabra y le dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
Jesús le
dijo entonces: "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha
revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a
ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del
infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los
cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que
desates en la tierra quedará desatado en el cielo".
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