XXXI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
TODOS LOS SANTOS SOLEMNIDAD
TODOS LOS SANTOS SOLEMNIDAD
APOCALIPSIS:
7, 2-4. 9-14
Vi
una muchedumbre tan grande, que nadie podía contarla. Eran individuos de todas
las naciones y razas, de todos los pueblos y lenguas.
Yo, Juan, vi a un ángel que
venía del oriente. Traía consigo el sello del Dios vivo y gritaba con voz
poderosa a los cuatro ángeles encargados de hacer daño a la tierra y al mar.
Les dijo: "¡No hagan daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta
que terminemos de marcar con el sello la frente de los servidores de nuestro
Dios!". Y pude oír el número de los que habían sido marcados: eran ciento
cuarenta y cuatro mil, procedentes de todas las tribus de Israel.
Vi luego una muchedumbre tan
grande, que nadie podía contarla. Eran individuos de todas las naciones y
razas, de todos los pueblos y lenguas. Todos estaban de pie, delante del trono
y del Cordero; iban vestidos con una túnica blanca; llevaban palmas en las
manos y exclamaban con voz poderosa: "La salvación viene de nuestro Dios,
que está sentado en el trono, y del Cordero".
Y todos los ángeles que
estaban alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro seres vivientes,
cayeron rostro en tierra delante del trono y adoraron a Dios, diciendo: “Amén.
La alabanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder
y la fuerza, se le deben para siempre a nuestro Dios". Entonces uno de los
ancianos me preguntó: "¿Quiénes son y de dónde han venido los que llevan
la túnica blanca?". Yo les respondí: "Señor mío, tú eres quien lo
sabe". Entonces él me dijo: "Son los que han pasado por la gran
tribulación y han lavado y blanqueado su túnica con la sangre del
Cordero".
SALMO
24
¡Ésta
es la clase de hombres que te buscan, Señor!
Del Señor es la tierra y lo
que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues Él lo edificó sobre
los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos. R/.
¿Quién subirá hasta el monte
del Señor? ¿Quién podrá entrar en su recinto santo? El de corazón limpio y
manos puras y que no jura en falso. R/.
Ese obtendrá la bendición de
Dios, y Dios, su salvador, le hará justicia. Ésta es la clase de hombres que te
buscan y vienen ante ti, Dios de Jacob. R/.
SAN
JUAN: 3, 1-3
Veremos
a Dios tal cual es.
Queridos hijos: Miren cuánto
amor nos ha tenido el Padre, pues no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que
lo somos. Si el mundo no nos reconoce, es porque tampoco lo ha reconocido a Él.
Hermanos míos, ahora somos
hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado cómo seremos al fin. Y ya sabemos
que, cuando Él se manifieste, vamos a ser semejantes a Él, porque lo veremos
tal cual es.
Todo el que tenga puesta en
Dios esta esperanza, se purifica a sí mismo para ser tan puro como Él.
SAN
MATEO: 5, 1-12
Alégrense
y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos.
En aquel tiempo, cuando
Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron
sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles, y les dijo: "Dichosos los
pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos los que
lloran, porque serán consolados. Dichosos los sufridos, porque heredarán la
tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán
saciados. Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Dichosos
los limpios de corazón, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la
paz, porque se les llamará hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por
causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos serán
ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por
causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los
cielos".
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